jueves, 19 de marzo de 2009

IN MONSTRUOSO TEMPORE

Creo recordar de mis tiempos de estudiante que en algún texto medieval figuraba este juego de palabras, no sé si con más voluntad de eufemismo o de paronomasia: el primer supuesto –hablar bien- confirmaría la mentalidad medieval como puritana y teocéntrica; el segundo –ganitas de jugar- parece un ingenioso guiño, casi barroco avant-la-lettre.
Como de costumbre, el título apenas anticipa el asunto sobre el que escribo hoy. Siento que vivo in monstruoso tempore, o sea en una era espantosa que hace añorable la más ruda edad del bronce. Nada digamos del oro de la aurea mediocritas.
No puedo con el de Amstetten, me supera que la radio solo hable de trajes y espías y, sobre todo, que hayan de buscar lo que quede del cuerpo de una chica llamada Marta en Monte Marta-Cónica me parece un monumento gigantesco, pingüe y humeante a los dioses de nuestro tiempo. Dioses monstruosos indiferentes.
TODO DA IGUAL, esto es lo que verdaderamente define, a mi juicio, la monstruosidad, el puro teros-tératos de la lengua de Homero. Asumo que no todo el mundo tiene que ser cristiano, acepto que se rechacen esquemas, entiendo fobias y disidencias al DNI, al ADSL y hasta al ADN, pero mi percepción subjetiva y, la verdad, algo atormentada de la actualidad invita a ir pensando en cómo combatir los casos pocos y obscenos de enmiendas a la totalidad. Se llamarán oficialmente terroristas, especuladores, as(esi)nos confesos o maltratadores, desde luego merecerán siempre el timbre de hidalguía de presuntos. En fin, uno puede darse de baja de todo, menos de humano.
Precisamente porque las sociedades más seguras son las que contienen menos desigualdades, la ciudadanía inexperta en los rudimentos del Derecho, necesitada de alguna confianza, agracedecería que una plaga remolona del Antiguo Testamento confundiera, llenase de pústulas y hundiera en el dolor más insoportable a quienes nos devuelven a un monstruoso tempore.

Mientras esperamos la Divina -a la humana hay que esperarla sentados-, justicia POÉTICA.

2 comentarios:

  1. Decía Manuel Alcántara:

    No lo pienso repetir:
    a mí no me gusta la vida
    pero me gusta vivir.

    Tal vez estos versos vengan a coincidir con lo que sientes -sentimos- de este monstruoso tiempo (valga la redundancia) que nos ha tocado vivir.

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  2. Y todavía los chinos elogian el que te toque vivir en tiempos interesantes...
    ¡¡¡¡PPPFFFFRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRR!!!
    Pa los chinos.
    Si el interés radica en la zozobra permanente por la seguridad de los tuyos, por el sobresalto económico tras un tiempo de despilfarro faraónico, en la cuesta abajo en la que parecen haber caido valores como la honradez, el honor, la disciplina, la autoridad, la justicia...lo dicho:
    ¡¡¡PFRRRRRRRR!!!! pa los chinos.
    Hagamos acopio de esperanza y esperemos tiempos más aburridos.

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