Cuando anoche, tras dos días ejerciendo de padre soltero os preguntaba por vuestra paternidad, en el fondo reflexionaba sobre la mía.
Esta mañana estoy en condiciones de confirmar que la mía es estresada. Dejo a mi peque en la guardería puntualísimo, con la mochila en perfecto estado de revista y de austero chándal azul. ¿Y el disfraz? me preguntan en la puerta.
Así que la fiesta de carnaval era hoy.
Si no fuera tan chico, lo autorizaría a reproducir las palabras de aquel personaje de El zecleto de la tlompeta, el que llegaba disfrazado de romano él solo a la fiesta.
Merece la pena recordarlas:
ANDA QUE TIENE COJONES.
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Del mismo corto: "Asístá bien"
ResponderEliminar¿Tu no le dijiste muy serio y circunspecto, como sin darte importancia, que el chandal azul, austero como túnica de ruán, era el disfraz de entrenador (Luis Aragonés, verbigracia) con el que se suele festejar en nuestra familia tradición tan arraigada en el patrimonio cultural de la más pura sevillanía como es el carnaval?¡Con toas sus...máscaras!
ResponderEliminarTe imagino perdiendo el culo de vuelta a casa, deshaciéndote en votos y pesias para recoger el puñetero disfraz.
Por cierto,¿de qué era?...
En efecto, entre pesias y juramentos recordé la causa por la cual vivo en Triana -donde ya falta menos para el ruán, por cierto- y mi sancta suegra me hizo la merced de llevarle un disfraz.
ResponderEliminarEn sintonía con la austeridad que aconseja la que está cayendo, la propia guardería aconsejaba reutilizar alguno (¿es que antes no se hacía?), por lo que fue de riguroso pirata.
PACOMÉRSELO.
Un detalle por parte de la guardería recomendar lo evidente...Me imagino al "rubichi" ejerciendo de bucanero en tierra, sin más amputación evidente que la de su propia vergüenza (¿las habrá de palo?)para regocijo general.
ResponderEliminar¿Hay fotos?...