Si te quiero es porque sos
mi amor, mi cómplice y todo,
y en la calle, codo a codo,
somos mucho más que dos.
Al salir de los ensayos -lunes y jueves de febrero y temperaturas inmisericordes- yo decía algo de la temperatura idónea de tu rostro arrebolado y en el fondo pensaba en estos versos que luego cantamos en una boda inolvidable en Cáceres. Todavía niño o preadolescente releí con frecuencia y gracias a mi hermana aquello de "Hagamos un trato". Había que negociar. No era alta diplomacia, pero aprendí y me ha demostrado reiteradamente que puedo contar con ella.
Nunca sabré cuánta gratitud debo a tantas páginas de verso y papel pautado, de PDF y olorosas a tinta o a humedad. Y a vosotras. Y a él, que encontró esta mañana pura/ amarrada su barca a otra ribera, como dijo otro al que también puso música Serrat. Qué lío me estoy haciendo con los paisajes de infancia y adolescencia ("de mi juventud dorada/ de esta segunda inocencia...").
Buenas noches, viejito. Descuida: no olvidamos tu bolígrafo.